Las claves para reducir el residuo plástico

17 de noviembre de 2022 | Por: Biblox

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Biodegradables, compostables o bioplásticos son términos cada vez más habituales cuando se habla de plástico. La reutilización de productos plásticos no siempre es posible por las condiciones en los que estos se mezclan o la escasez de posibilidades de separar los materiales para reciclaje. La investigación de muchas empresas de envasado está en la utilización de distintos materiales que permitan su reutilización o por lo menos que permitan reducir el tiempo de degradación para evitar la contaminación por plástico.

En Europa solo se recicla el 6% del 30% de los plásticos que se recogen, según un estudio de la OCDE. El reciclaje es más eficiente energéticamente que la incineración, pero son muchas las causas que evitan que se reutilice mayoritariamente este material. Desde la falta de infraestructuras que permitan la recogida, selección y manipulación hasta la incapacidad de separarlos por la gran cantidad de distintas clases que existen, entre otras.

Si un artículo de plástico se biodegrada y con qué rapidez depende de: (1) si está diseñado para biodegradación o compostaje y (2) las condiciones a las que está expuesto después de su uso y durante cuánto tiempo.

Esto ha llevado a desarrollar opciones que permitan que el tiempo que tarda un plástico en desaparecer del medio ambiente se reduzca y además pueda tener usos alternativos. ¿Pero son conocidas las distintas opciones?

Biodegradable, bioplástico o compostable

Los plásticos biodegradables son aquellos que, en teoría, se desintegran gracias a la acción de microorganismos y transforman la materia en energía, reduciendo el tiempo que necesitan para eliminarlos del entorno. En general, los plásticos convencionales no son biodegradables a excepción de los bioplásticos. 

Los bioplásticos, por otro lado, están fabricados con materias primas orgánicas, lo que facilita enormemente su degradación, reduciendo así el tiempo que tardan en desaparecer. El bioplástico puede estar hecho de maíz, patata, caña de azúcar, etc… Pero, aunque parezca una opción muy sostenible tiene muchos inconvenientes, ya que están fabricados con alimentos lo que implica una agricultura intensiva para poder producirlos. Además, contienen aditivos y normalmente no se reciclan ya que necesitarían plantas de reciclaje distintas a las que se utilizan para el resto de plásticos. 

Los plásticos compostables, por otro lado, se transforman gracias a su degradación en abono orgánico que aporta nutrientes al terreno sin dejar residuos sólidos o tóxicos. La cuestión es, en este caso, que la mayoría son compostables a nivel industrial no a nivel doméstico. Es decir, el material recibe un tratamiento específico para ser reutilizado como abono. Todavía no existe un material que se pueda transformar de manera doméstica para ser utilizado como abono sin ser sometido a condiciones especiales.

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Los plásticos biodegradables, compostables y bioplásticos deben ser tratados para su manejo y eliminación y por tanto el consumidor final necesita conocer las características de cada uno de ellos para garantizar su correcto reciclaje. Los diferentes etiquetados y las campañas informativas y de concienciación son más que nunca necesarias para que el consumidor final pueda entender dónde y cómo gestionar estos residuos.

El problema es creciente y por ello ya se están investigando microorganismos que sean capaces de eliminar los residuos plásticos. En una economía circular todos los plásticos deberían reciclarse, en primera instancia. Pero para ello todos los actores involucrados deben ser parte de la solución: industria, administración y consumidor. Solo así la economía circular será un hecho y no una quimera.

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