No creas todo lo que lees. Mitos y bulos sobre el PET
13 de diciembre de 2022 | Por: Biblox
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Tengo un hermano mayor que era un “pieza” en el colegio y, cuando entré yo, todos daban por hecho que me comportaba igual que él. Se convirtió en un sambenito que tuve que arrastrar durante mis años escolares.
Al PET le pasa lo mismo con sus “hermanos”, englobados en el apellido genérico “plásticos”: por el hecho de ser un plástico se le asocian propiedades, noticias y comportamientos que nada tienen que ver con su naturaleza, creándose una serie de mitos y bulos a su alrededor.
La mayor parte de ellos tiene que ver con la creencia (infundada, como veremos) de que, con el tiempo, los envases de PET transmiten sustancias nocivas para la salud a los alimentos y bebidas que contienen. Pasemos revista a algunos.
1. El PET NO contiene ftalatos
Los ftalatos son aditivos que se utilizan como plastificantes en la fabricación de PVC, para darle mayor flexibilidad, pero NO se utilizan en la fabricación de PET, por lo que no es posible que se transmitan al contenido del envase.
Posiblemente la confusión derive del hecho que el nombre completo del PET es polietilentereftalato, pero nada tiene que ver el uno con el otro, y no es posible que migre algo que no existe en su composición.
2. El PET NO contiene bisfenoles
Como en el caso anterior, se trata de otra generalización sobre los plásticos. Los bisfenoles, en concreto el bisfenol-A (BPA), es un producto que se utiliza en la fabricación de policarbonato (PC), pero en ningún caso en la de PET, por lo que es imposible su migración del envase de PET al contenido.
3. El PET NO libera dioxinas
Es una creencia extendida que las botellas de PET utilizadas en el envasado de agua, si se calientan al sol o se congelan en la nevera, liberan dioxinas que alteran el sabor y la salubridad del agua que contienen.
Pues NO. Para que se formen dioxinas es imprescindible la presencia de cloro, ya que son compuestos organoclorados que sólo se forman durante la combustión de una sustancia que contiene cloro, lo que descarta al PET (y otros plásticos) porque no tienen cloro en su composición química.
No hay ninguna evidencia, ni posibilidad, de que un envase de PET genere dioxinas por calentamiento, ni siquiera en las variedades aptas para su uso en microondas.
4. ¿Puede haber antimonio en los envases de PET?
En la fabricación de PET se utiliza trióxido de antimonio como catalizador de la polimerización, por lo que puede haber trazas del mismo en el producto acabado, ya que no se consume durante la reacción. Para que el contenido de antimonio procedente del catalizador migrara por encima del Límite de Migración Específica fijado por el Reglamento Europeo UE 10/2011, tendría que mantenerse el envase de PET a una temperatura superior a 60ºC durante un mínimo de 60 días.
Sin embargo, a esa temperatura el PET se reblandece y pierde su forma, resultando inútil para su uso, por lo que no es posible que se den estas condiciones en circunstancias normales.
En ningún caso, en las condiciones habituales de utilización de PET, se han registrado análisis de muestras que incumplan los límites de migración fijados por las Agencias de Seguridad Alimentaria, en los que el origen de la contaminación fuera el envase.
5. ¿Se pueden reutilizar los envases de PET?
Los envases de PET son reutilizables tanto a nivel industrial como doméstico, siempre que se observen las mismas normas y criterios de limpieza y desinfección que se seguirían con cualquier otro material.
Simplemente ha de usarse el sentido común y, si no tenemos claro el procedimiento para limpiar un envase para su posterior reutilización, la decisión recomendable es desecharlo, independientemente del material con el que esté fabricado, sobre todo si previamente ha contenido productos potencialmente tóxicos (disolventes, pesticidas, etc.). El problema no está en el material sino en conocer cómo se limpia y esteriliza.