El nuevo impuesto al plástico. ¿Cómo afecta a empresas y consumidores?

31 de mayo de 2023 | Por: Biblox

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Con la pretensión de reducir el uso de plásticos no reutilizables, el Gobierno lanzó la nueva “Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular”. Esta norma nació con el objetivo de reducir el consumo de productos plásticos y mejorar la trazabilidad y transparencia en la gestión de residuos. Para ello, grava con 0,45 euros cada kilo de material virgen las actividades de fabricación, importación o adquisición intracomunitaria.

Esta legislación ha provocado una pérdida de competitividad de la industria española y peores condiciones para los consumidores. Frente a ello, algunas empresas ya se preparan para producir la mayor cantidad de plástico reciclado y reciclable posible.

¿En qué consiste la nueva ley del plástico?

El congreso de los diputados aprobó en 2022 la “Ley de residuos y suelos contaminados por una economía circular” y entró en funcionamiento en 2023. La nueva normativa deroga la anterior ley 22/2011 y cumple con los nuevos requerimientos establecidos por la Unión Europea a partir del año 2025.

El impuesto al plástico implica un desafío significativo para las empresas de envasado, ya que aumenta los costos de producción. Con la introducción de un impuesto de 0,45 euros por unidad de plástico utilizado, las empresas se enfrentan a una presión financiera adicional.

La normativa también establece objetivos de reducción de la comercialización de plásticos de un solo uso como los vasos para bebidas, incluidos tapas y tapones, y los recipientes alimentarios destinados al consumo inmediato, que ha de reducirse un 50 % en 2026 respecto a 2022 y un 70 % para 2030.

¿Cómo afecta a las empresas de envasado?

Esto no solo repercute en las empresas de envasado, sino que tiene un impacto directo en toda la cadena de valor. Es decir, afecta directamente al precio final del producto envasado y, por tanto, al consumidor.

Para mantener sus márgenes de beneficio, algunas empresas se ven obligadas a aumentar el precio de sus productos. Sin embargo, esta estrategia está generando resistencia entre los consumidores, que no están familiarizados con el motivo detrás del incremento de precios. Por tanto, en el corto plazo las dos alternativas que tiene el sector son o asumir ellos mismos el coste y reducir el margen de beneficios o aumentar el precio de los productos envasados.

¿Cómo repercute en el consumidor?

En primer lugar, la ley también establece requisitos de diseño o de marcado y prohíbe la venta de pajitas, bastoncillos de algodón (excepto de uso sanitario), cubiertos, platos, agitadores de bebidas y cualquier producto hecho con plástico oxodegradable.

Por otra parte, los clientes están comprobando cómo muchas empresas optan porque sea el consumidor quien absorba el impacto del impuesto. Las consecuencias son la siguientes:

Aumento del coste de vida: el contexto político y económico al que nos enfrentamos ya ha provocado un encarecimiento de muchos productos y servicios. Este nuevo gravamen estimula el aumento de precios.
Mala imagen de marca: muchos consumidores no son conscientes de qué está motivando el aumento de precios y creen que se debe a una estrategia de las empresas para encarecer los precios y aumentar sus beneficios.

Es esencial que se realicen esfuerzos de comunicación y educación por parte de las empresas y los gobiernos, para informar adecuadamente a los consumidores sobre el motivo del incremento de precios y los beneficios ambientales que se pretenden lograr. La concienciación sobre la importancia de reducir el consumo de plástico no reciclable y fomentar alternativas más sostenibles es fundamental para obtener el apoyo de la sociedad en esta transición hacia una economía circular.

¿Cómo podemos mejorar?

Al aumentar el coste de producir plástico, la ley pretende incentivar a las empresas para que reduzcan el espesor del plástico y utilicen menos gramos de material. Paralelamente, muchas empresas destinan importantes sumas de dinero a la investigación y desarrollo de productos aptos para usos múltiples y que contengan material reciclado y reciclable.

En este sentido, adquiere especial relevancia el PET (polietilentereftalato), la tipología de plástico más utilizado en la fabricación de envases aptos para estar en contacto con alimentos. Además, es totalmente reciclable y es extensamente utilizado para envasar alimentos y bebidas. Según la Asociación Nacional del Envase de PET (ANEP) el informe del MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) sobre microplásticos no identifica el PET de botellas de agua, refrescos o bandejas como origen de los microplásticos. Así mismo, sigue creciendo la disponibilidad de plástico reciclado apto para contacto con alimentos.

En Biblox nos esforzamos por ser cada vez más sostenibles y ofrecer soluciones innovadoras basadas en la economía circular. Queremos contribuir a cumplir los objetivos europeos para el 2030 y para eso solo hay un camino: lograr que el plástico sea más sostenible para la industria.

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